Coppola comenzó en el cine de la mano del director y productor independiente Roger Corman dirigiendo “Dementia 13” (1963), una película de terror de bajísimo presupuesto que no mostraba aún las futuras cualidades artísticas del joven cineasta. Le siguió en 1966 “Ya eres un gran chico”. Paralelamente, comenzó su trabajo como guionista, lo que, con el tiempo, le permitió fundar su propia productora con gente tan importante como George Lucas.
En 1968 entra en la industria de Hollywood al ser contratado para dirigir “El valle del Arco Iris”, un musical protagonizado por Fred Asteire. Un año después, dirige el drama intimista “Llueve sobre mi corazón”. En 1970 firma el guión de “Patton”, por el que recibe su primer Oscar.
La carrera ascendente de Francis Ford Coppola se acelera al ser contratado para dirigir “El Padrino”, adaptación de la obra de Mario Puzo, quien participa en el guión. Durante el proceso de producción de la película, el joven cineasta comienza a protagonizar sus primeros enfrentamientos con la industria al tratar de llevar el proyecto a su manera. En contra de los productores consigue contratar para los papeles protagonistas a Marlon Brando y al por entonces desconocido Al Pacino. La ambiciosa película, estrenada 1972, se convierte en un monumental éxito de taquilla y la crítica se deshace en elogios. El prestigio de Coppola se dispara y se convierte en el estandarte de una nueva generación de cineastas (en la que se podría incluir a Brian De Palma, Martin Scorsese, George Lucas o Steven Spielberg) que otorgan nuevos aires al cine de Hollywood en los años 70.
Su siguiente proyecto, producido por él mismo, se llama “La conversación” y es una apasionante película de intriga protagonizada por Gene Hackman que consigue la Palma de Oro en el Festival de Cannes.
Inmediatamente después, comienza el rodaje de la segunda parte de “El padrino”, estrenada a finales de 1974. Protagonizada de nuevo por Al Pacino (convertido ya en una estrella), cuenta también con un desconocido Robert De Niro, quien conseguirá su primer Oscar gracias a su interpretación de un joven Vito Corleone. La película, que narra paralelamente la vida de la familia Corleone tras la muerte del patriarca y la ascensión de su hijo Michael Corleone, por una parte, y la llegada de Vito Corleone a Estados Unidos, por otra, es un proyecto aún más ambicioso que su predecesora y alcanza también unas cotas de éxito enormes. Para la crítica, esta segunda parte es incluso superior a la primera y ambas se convierten ya en auténticos clásicos de la Historia del Cine.
Ambicioso y megalómano hasta límites desorbitados, Francis Ford Coppola se adentra en la adaptación del cine de “El corazón de las tinieblas” de Joseph Conrad convirtiéndola en su particular visión del infierno de la guerra de Vietnam en particular, y de todas las guerras en general. El rodaje de "Apocalypse now", iniciado en 1976, se convierte también en un infierno para Coppola y todo su equipo. Enfermedades, desastres naturales y todo tipo de calamidades se suceden durante la filmación. En 1979, Coppola consigue terminar el montaje de la película y, arruinado por los elevadísimos costes de la producción, la estrena en el Festival de Cannes con un gran éxito. “Apocalipse now” conocería en el año 2002 un nuevo montaje realizado por el propio director que añadía 49 minutos al montaje original.
Recuperada su economía gracias al éxito de este clásico del cine bélico, el incombustible Coppola se adentra en la creación de sus propios estudios cinematográficos y el rodaje, con novedosas técnicas de filmación, del musical “Corazonada”, estrenada 1982. La película recibe críticas tibias y supone un fracaso de taquilla que aboca a la quiebra total a Francis Ford Coppola, viéndose obligado a vender sus estudios de cine y a continuar su carrera como cineasta aceptando proyectos de encargo no siempre a la altura de su talento.
En 1983 realiza dos películas de bajo presupuesto. “Rebeldes” y “La ley de la calle” son dos historias parecidas sobre la juventud marginal de los años 50. Sin embargo, mientras la primera adopta un tono de cuento nostálgico que incluye influencias de “Rebeldes sin causa” de Nicholas Ray, la segunda (rodada en blanco y negro) adopta un tono de cine negro. El resultado es que “Rebeldes” obtiene un gran éxito de taquilla y críticas encontradas y “La ley de la calle” pasa desapercibida para el público pero es unánimemente elogiada por la prensa.
Con experiencia tanto en el cine de gangsers (“El padrino” primera y segunda parte) y el musical (“El valle del Arco Iris” y “Corazonada”) Coppola es contratado para rodar “Cotton Club”, un proyecto que combina precisamente el cine de ambientes mafiosos con el musical centrado en el jazz. Pese al alto presupuesto y la presencia de Richard Gere como protagonista, la película no funciona en taquilla.
Su siguiente proyecto será la amable pero discreta “Peggy Sue se casó”, película de tono entre nostálgico y fantástico sobre un planteamiento, en principio, muy parecido al de “Regreso al futuro” de Robert Zemeckis a la que, sin embargo, le sobra azúcar.
Tras rodar “Jardines de piedra” (1987), Coppola rueda “Tucker, un hombre y su sueño” (1988) con producción de su antiguo socio George Lucas. No es difícil establecer paralelismos entre el protagonista de la película, un ambicioso hombre que lucha contra viento y marea por lograr su sueño en el negocio de los automóviles, y el propio cineasta que lucha por su independencia en la industria del cine. Los resultados, sin embargo, resultan superfluos y con un molesto tono que recuerda a las producciones Disney. Al año siguiente rueda un capítulo de la película “Historias de Nueva York” completada por los episodios firmados por Martin Scorsese y Woody Allen. La crítica considera de forma casi unánime al capítulo de Coppola como el peor de los tres y uno de los puntos más bajos en su filmografía.
Cuando parecía que la carrera de Francis Ford Coppola se venía abajo y su prestigio se hundía sin remisión, el cineasta echa mano de la historia que le convirtió en estrella y, junto a Mario Puzo, escribe un nuevo guión para la tercera parte de “El padrino”. La película se estrena en 1990 y obtiene muy buenas críticas y resultados óptimos en taquilla. Este hecho, revitaliza la carrera del director y en 1992 estrena “Drácula de Bram Stoker” con un gran éxito de crítica y público. La película, a medio camino entre el cine de terror y el romanticismo exacerbado, coloca a de nuevo Coppola entre los cineastas más importantes del momento. Sin embargo, el director desaparecerá del mapa hasta que en 1996 estrena una insustancial comedia con tintes de melodrama llamada “Jack” y protagonizada por Robin Williams que cuenta la historia de un niño abocado a crecer rápidamente debido a una enfermedad degenerativa.
En 1997 estrena el drama judicial “Legítima defensa”, sobre una novela de John Grisham, que obtiene críticas favorables aunque no entusiastas. A partir de entonces, Coppola abandona la dirección y se dedica a sus negocios de vinos y a producir series de TV y películas, entre las que se encuentran las de su hija Sofia.
Abandonado un ambicioso proyecto de ciencia ficción, este año 2007 Coppola regresará a las pantallas con una nueva película de título “Juventud sin juventud”.
A pesar de una filmografía irregular, Francis Ford Coppola ha pasado a ser, por méritos propios, uno de los cineastas imprescindibles del cine.