Blog dedicado al mundo del cine, tanto clásico como actual, español o extranjero. Críticas, reportajes, biografías de intérpretes y directores de cine...
Queria informar a los lectores de este blog, que la tercera temporada de Una vida de película en su versión audio (vamos el programa de radio Cocentaina) ya está en marcha y este mismo jueves 27 de septiembre se emetirá un programa homenaje a Julio Medem.
Considero que su carrera es ya lo suficientemente extensa como para hacer un repaso por ella, desde Vacas hasta Caótica Ana con paradas especiales en las esenciales Tierra y Los amantes del círculo Polar (las preferencias de una también cuentan).
Un hombre que consigue crear un universo tan particular y tan lleno de matices debe guardar muchos secretos, muchos ases en la manga pero en realidad él se muestra como es, no oculta nada (bueno y los secretos que tiene los guarda demasiado bien) y en la premiere de Caótica Ana lo comprobé. Pude conocer al genio y... lo que se hablo me lo guardo para mi, eso sí me prometió una entrevista, así que cuando lo cace de nuevo no se escapa.
Pues el próximo jueves en el programa y gracias a la ayuda de Andeka y del webmaster de http://www.juliomedem.org/, Alberto, tendreis la posibilidad de saber secretos de esas pelis, escuchar de nuevo sus canciones y oir los trailers, un programa en el que tiramos al casa por la ventana y a partir de ese ya veré como me las arreglo para alcanzar su nivel, porque está muy bien preparado... bueno trabajar he trabajado, el resultado se verá la noche del jueves.
Saludos para los foreros de juliomedem.org y a disfrutar de una noche de radio, espero que os guste.
Una vez más el cine yankee parece carente de nuevas ideas. Ya que últimamente la tendencia de realizar remakes de films europeos de éxito es una de sus más utilizadas estrategias, ese es el caso de Criminal (Nueve reinas), y de Sin reservas que adapta libremente la alemana Deliciosa Martha, que como indica su título es un exquisito plato para gourments. La nueva versión no aporta nada nuevo, tan sólo dos atractivos actores en pantalla que juegan a enamorarse.
Dicho así parece que odie la película pero no es así, un suave juego con la comida para sibaritas y la aparición de la dulce Pequeña Miss Sunshine, Abigail Breslin, ya son motivo suficiente para deleitarse durante hora y media. Es una película que se deja ver sin complicaciones, para dejar de pensar un rato, con una buena dosis de drama y una pizca de comedía.
Básicamente Kate vive pendiente de su trabajo y regida por muchas normas que ella misma crea en su universo para justificarse la falta de diversión, además asiste al terapeuta pero tan solo porque su jefa la amenaza con despedirla, ya que cada vez que uno de sus clientes se queja de sus platos, tiene arranques de mal humor. Pero su vida cambiará cuando su hermana fallece en un accidente y Kate tiene que hacerse cargo de una preciosa niña de 12 años, ahí es donde entra Breslin, que consigue que cada momento en pantalla enriquezca el resultado de la escena. Abigail Breslin nos sorprendió el pasado año en esa película independiente que llegó a cautivar mucho corazones, hablo de Pequeña Miss Sunshine (que si no la han visto ya tienen deberes para el fin de semana,) una película ante la cual ya nadie se siente un bicho raro.
Otro componente a nombrar de Sin reservas es una genial banda sonora de Phillipe Glass que reune a los mejores cantantes de ópera y una preciosa It's wonderful, extraida de la BSO de Deliciosa Martha, que resulta sublime.
A pesar de todo tengo que decir que Scott Hicks no logra superar la obra de la alemana Sandra Nettelbeck, ni Catherine Zeta-Jones está a la altura de la delicadeza de Martina Gedeck. Puede que el chef italinao que compone Sergio Castellitto resulte mucho más simpático que el de Aaron Eckhart pero de lo que si estoy segura es de la elección de Breslin como la pequeña huerfana, que traerá a su tia a un nuevo mundo que ella nunca habia ni soñado que existia.
Largometraje número 12 en la trayectoria de Imanol Uribe, La carta esférica es una adaptación de la novela homónima de Arturo Pérez Reverte. No es la primera vez que Uribe adapta a este escritor, puesto que hace más de 10 años coescribió el guión de Cachito, dirigida por Enrique Urbizu.
Se trata de una película convincente, bien rodada y, sobre todo, con un buen ritmo narrativo. En su haber también se incluye una buena factura técnica, en la que destaca la fotografía de Javier Aguirresarobe y la estupenda música de Bingen Mendizabal. La pareja protagonista tiene química, algo ya demostrado en otras películas en las que han trabajado juntos. Carmelo Gómez vuelve a demostrar su extraordinario talento y Aitana Sánchez Gijón acierta en su interpretación de una moderna femme fatale.
Pero no todo está a la misma altura en esta mezcla de thriller y aventuras con aroma a película de piratas en busca de tesoros bajo el mar. Uribe se muestra más hábil como realizador que como guionista y, a pesar de conseguir hacer creíbles los personajes estereotipados de Pérez Reverte, no termina de disipar los eternos tics del escritor sobre marineros solitarios que siempre echan de menos un pasado supuestamente mejor (siempre mitificado y falseado por el escritor de Cartagena) o mujeres fatales y misteriosas. Personajes y situaciones típicos en su obra, mitificados y alejados de la realidad que en el guión de Uribe sólo resultan creíbles a medias. Tampoco ayuda una excesiva voz en off que no aporta mucho a la narración y termina mostrándose excesivamente deudora de su origen literario. Por otro lado, Javier García Gallego resulta el anticarisma en un papel como el del Piloto, que precisaba a un actor con mucho mayor gancho y cualidades interpretativas.
La carta esférica es, con todo, una entretenida y eficiente película de aventuras y misterios que se ve con agrado si uno no se pone muy exigente.
En la primera escena de Caótica Ana una alondra caga sobre la cabeza de un halcón, que se venga matándola.
Este es el origen del séptimo largometraje de Julio Medem, en el que el director dedica un sincero homenaje a la mujer como guardiana de la vida frente al instinto destructor del hombre. Medem narra la historia de una joven pintora que viaja de su Ibiza natal (en la que vive con su padre alemán en una cueva) hasta Madrid para asistir a una residencia de jóvenes artistas en la que encontrará la amistad, el amor y la hipnosis, mediante la cual se asomará por primera vez en su vida al abismo caótico que guarda en su interior. Un abismo que la llevará a descubrir que dentro de ella habitan las vidas de otras mujeres jóvenes que murieron a lo largo de la historia de forma violenta a la edad de 22 años. Se trata de un repaso histórico sobre las muertes violentas de mujeres a manos de los hombres, lo que le permite al director hacer una crítica contra la destrucción de los indios americanos, los abusos de Marruecos contra el pueblo saharaui o la actual guerra de Irak.
Se trata de una película hecha desde las entrañas, quizás menos poética de lo habitual en el cine de Medem y desde luego más violenta e inquietante, con escenas de una intensidad enorme. No faltan, sin embargo, los símbolos, las metáforas (empezando por esa primera escena de la alondra y el halcón) y un discurso cargado de contenidos bien articulados. A pesar de su densidad, Caótica Ana es quizás la películas más accesible de Julio Medem desde La Ardilla Roja, otra película de corte feminista.
Que Medem es un superdotado para narrar con imágenes no es ya ninguna novedad, pero en esta ocasión su libertad a la hora de narrar (como la cuenta atrás para inciar una sesión de hipnosis, del 10 al 0) y plasmar en imágenes su complejo relato más atrevida y valiente que nunca. Para ello, cuenta con el montaje del propio director, una excelente fotografía de Mario Montero y la sobrecogedora música de Jocelyn Pook. Filmada en video de alta definición, la película mezcla una estética luminosa en contraposición con la oscuridad del interior de Ana, un interior que irá descubriendo a medida que viaja desde Madrid a Nueva York y Arizona.
Las interpretaciones, como siempre en el cine de Medem, son extraordinarias, empezando por la frescura de Manuela Vellés, su nuevo descubrimiento, en un complejo papel con muy diferentes registros que la actriz resuelve con sorprendente talento. Lo mismo se puede decir de los trabajos de Bebe, Nicolás Cazalé y Lluís Homar. Más discretas resultan las interpretaciones de Charlotte Rampling y Asier Newman.
Caótica Ana muestra a un Medem que evoluciona, diferente a los anteriores pero al mismo tiempo 100% Medem, más libre, ambicioso y atrevido que nunca en su narrativa, pero también más transparente. No es plato para todos los gustos, pero quien disfrute de Caótica Ana, hallará una obra fascinante y hermosa que vuelve a colocar a Julio Medem en la élite de los cineastas europeos más brillantes y personales de la actualidad.