Una vez más el cine yankee parece carente de nuevas ideas. Ya que últimamente la tendencia de realizar remakes de films europeos de éxito es una de sus más utilizadas estrategias, ese es el caso de Criminal (Nueve reinas), y de Sin reservas que adapta libremente la alemana Deliciosa Martha, que como indica su título es un exquisito plato para gourments. La nueva versión no aporta nada nuevo, tan sólo dos atractivos actores en pantalla que juegan a enamorarse.
Dicho así parece que odie la película pero no es así, un suave juego con la comida para sibaritas y la aparición de la dulce Pequeña Miss Sunshine, Abigail Breslin, ya son motivo suficiente para deleitarse durante hora y media. Es una película que se deja ver sin complicaciones, para dejar de pensar un rato, con una buena dosis de drama y una pizca de comedía.
Básicamente Kate vive pendiente de su trabajo y regida por muchas normas que ella misma crea en su universo para justificarse la falta de diversión, además asiste al terapeuta pero tan solo porque su jefa la amenaza con despedirla, ya que cada vez que uno de sus clientes se queja de sus platos, tiene arranques de mal humor. Pero su vida cambiará cuando su hermana fallece en un accidente y Kate tiene que hacerse cargo de una preciosa niña de 12 años, ahí es donde entra Breslin, que consigue que cada momento en pantalla enriquezca el resultado de la escena. Abigail Breslin nos sorprendió el pasado año en esa película independiente que llegó a cautivar mucho corazones, hablo de Pequeña Miss Sunshine (que si no la han visto ya tienen deberes para el fin de semana,) una película ante la cual ya nadie se siente un bicho raro.
Otro componente a nombrar de Sin reservas es una genial banda sonora de Phillipe Glass que reune a los mejores cantantes de ópera y una preciosa It's wonderful, extraida de la BSO de Deliciosa Martha, que resulta sublime.
A pesar de todo tengo que decir que Scott Hicks no logra superar la obra de la alemana Sandra Nettelbeck, ni Catherine Zeta-Jones está a la altura de la delicadeza de Martina Gedeck. Puede que el chef italinao que compone Sergio Castellitto resulte mucho más simpático que el de Aaron Eckhart pero de lo que si estoy segura es de la elección de Breslin como la pequeña huerfana, que traerá a su tia a un nuevo mundo que ella nunca habia ni soñado que existia.
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