En la primera escena de Caótica Ana una alondra caga sobre la cabeza de un halcón, que se venga matándola.
Este es el origen del séptimo largometraje de Julio Medem, en el que el director dedica un sincero homenaje a la mujer como guardiana de la vida frente al instinto destructor del hombre. Medem narra la historia de una joven pintora que viaja de su Ibiza natal (en la que vive con su padre alemán en una cueva) hasta Madrid para asistir a una residencia de jóvenes artistas en la que encontrará la amistad, el amor y la hipnosis, mediante la cual se asomará por primera vez en su vida al abismo caótico que guarda en su interior. Un abismo que la llevará a descubrir que dentro de ella habitan las vidas de otras mujeres jóvenes que murieron a lo largo de la historia de forma violenta a la edad de 22 años. Se trata de un repaso histórico sobre las muertes violentas de mujeres a manos de los hombres, lo que le permite al director hacer una crítica contra la destrucción de los indios americanos, los abusos de Marruecos contra el pueblo saharaui o la actual guerra de Irak.
Se trata de una película hecha desde las entrañas, quizás menos poética de lo habitual en el cine de Medem y desde luego más violenta e inquietante, con escenas de una intensidad enorme. No faltan, sin embargo, los símbolos, las metáforas (empezando por esa primera escena de la alondra y el halcón) y un discurso cargado de contenidos bien articulados. A pesar de su densidad, Caótica Ana es quizás la películas más accesible de Julio Medem desde La Ardilla Roja, otra película de corte feminista.
Que Medem es un superdotado para narrar con imágenes no es ya ninguna novedad, pero en esta ocasión su libertad a la hora de narrar (como la cuenta atrás para inciar una sesión de hipnosis, del 10 al 0) y plasmar en imágenes su complejo relato más atrevida y valiente que nunca. Para ello, cuenta con el montaje del propio director, una excelente fotografía de Mario Montero y la sobrecogedora música de Jocelyn Pook. Filmada en video de alta definición, la película mezcla una estética luminosa en contraposición con la oscuridad del interior de Ana, un interior que irá descubriendo a medida que viaja desde Madrid a Nueva York y Arizona.
Las interpretaciones, como siempre en el cine de Medem, son extraordinarias, empezando por la frescura de Manuela Vellés, su nuevo descubrimiento, en un complejo papel con muy diferentes registros que la actriz resuelve con sorprendente talento. Lo mismo se puede decir de los trabajos de Bebe, Nicolás Cazalé y Lluís Homar. Más discretas resultan las interpretaciones de Charlotte Rampling y Asier Newman.
Caótica Ana muestra a un Medem que evoluciona, diferente a los anteriores pero al mismo tiempo 100% Medem, más libre, ambicioso y atrevido que nunca en su narrativa, pero también más transparente. No es plato para todos los gustos, pero quien disfrute de Caótica Ana, hallará una obra fascinante y hermosa que vuelve a colocar a Julio Medem en la élite de los cineastas europeos más brillantes y personales de la actualidad.
Trailer de Caótica Ana:
domingo, 2 de septiembre de 2007
Caótica Ana
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