martes, 21 de noviembre de 2006

El laberinto del fauno (1)

En 2001 el mexicano Guillermo del Toro dirigió en España El espinazo del diablo, película producida por El Deseo que mezclaba una historia de la guerra civil española con un oscuro cuento de fantasmas vengativos. Tal arriesgada mezcla dio como resultado una más que interesante película que funcionó con éxito en taquilla.

Cinco años después, Guillermo del Toro vuelve a rodar en España El laberinto del Fauno, ambientada esta vez en la postguerra (año 1944), una época oscura, violenta y represiva en la que la recientemente impuesta dictadura de Franco perseguía a los últimos guerrilleros (conocidos como "maquis") que aún luchaban desde los montes contra el régimen fascista. No es la primera vez que el cine español trata el tema de los "maquis" (El corazón del bosque o Silencio roto son otros títulos). La novedad de El laberinto del Fauno reside en que, como en El espinazo del diablo, del Toro vuelve a introducir una historia fantástica dentro de tan oscura realidad. Esta vez lo hace a través de la niña protagonista, cuya pasión por los cuentos y su enorme imaginación la ayudan a evadirse del mundo gris y represivo que la rodea. Guillermo del Toro contrapone de esta forma el totalitarismo con el poder de la imaginación y la inocencia. Para el cineasta, el fascismo es la mayor perversión de la inocencia y la libertad de la imaginación.

Para narrar este cuento para adultos cruel, imaginativo y duro, del Toro cuenta con una excelente factura técnica, tanto en la puesta en escena y los efectos especiales (nada exhibicionistas y siempre funcionales) como en el tratamiento del sonido, todo ello envuelto en la excelente partitura de Javier Navarrete, reputado compositor de larga trayectoria con el que ya trabajó Guillermo del Toro en El espinazo del diablo y colaborador habitual del cineasta Agustí Villaronga.

En el apartado interpretativo cabe destacar los estupendos Sergi López, Álex Angulo e Ivana Baquero, la debutante protagonista aunque, posiblemente, brille especialmente el magnífico trabajo de una recuperada para el cine Maribel Verdú, encarnando con credibilidad y talento uno de los personajes más conmovedores de este cuento sustentado en una realidad cuyo recuerdo molestará a nostálgicos del régimen franquista, revisionistas falsarios y ultraderechistas trasmutados en supuestos demócratas.

Película compleja en sus mensajes y significados, llena de detalles y pequeñas alegorías, El laberinto del Fauno no sólo confirma la inventiva visual y argumental de su director sino que se encuentra entre las propuestas más atractivas del cine español de este año.

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