Historias sencillas, emociones complejas
El cuarto largometraje de Icíar Bollaín contiene todas las señas de identidad plasmadas a lo largo de sus tres películas anteriores. La capacidad para contar historias aparentemente sencillas y cotidianas, llenas de verdad, pero que a la vez encierran complejos conflictos humanos y contradictorias emociones, son elementos que la directora y actriz ya supo manejar a la perfección en “Te doy mis ojos” y que aquí, en “Mataharis”, vuelve a demostrar.
Detrás de su desconcertante título, “Mataharis” cuenta la historia de tres mujeres detectives, cada una con sus particulares casos, sus vidas familiares, sus conflictos y preocupaciones. Estas detectives, a años luz del glamour y la sofisticación de los Ángeles de Charlie a fuerza de trasmitir veracidad y cercanía, deben compaginar, no sin grandes sacrificios y esfuerzos, sus vidas laborales y familiares. Carmen (una convincente Nuria González) investiga al socio de su cliente y encuentra lo que no buscaba, al tiempo que ve cómo la relación con su marido se sume en la más absoluta incomunicación. Inés (excelente María Vázquez) debe seguir los pasos a un par de sindicalistas que buscan hacer frente a los desmanes de sus patronos para descubrir que debe decidirse entre su profesión y sus convicciones éticas. Eva (extraordinaria interpretación de Najwa Nimri) lucha intentando cuidar a sus dos hijos pequeños, seguir con su trabajo diario y afrontar una crisis matrimonial que la enfrenta con la doble vida de su pareja (magnífico Tristán Ulloa).
Estas tres historias, pequeñas, cotidianas, sencillas y complejas al mismo tiempo, son narradas con veracidad, gracias no sólo a las excelentes interpretaciones (el trabajo de dirección de actores se aprecia especialmente), sino a un guión bien construido y mejor dialogado. Sólo un par de recursos un poco facilones, en cualquier caso menores, empañan el desarrollo de la historia.
La puesta en escena ágil y nerviosa, la realista fotografía de Kilo de la Rica, el trabajo de montaje de Ángel Hernández Zoido y la estupenda y sobria música de Lucio Godoy se conjugan a la perfección para construir esta película sincera, emocionante y honesta que se encuentra entre lo mejor del cine español de 2007.
No hay comentarios:
Publicar un comentario